Un día "normal" en México

. viernes, 27 de junio de 2008
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Un día cualquiera en México lindo puede depararnos hasta 20 muertos en distintas partes del país, pero todas estas ejecuciones están vinculadas casi con total seguridad con los cárteles que controlan el tráfico de drogas. El Cartel del Golfo y el de Sinaloa andan disputándose la hegemonía y mientras tanto riegan de sangre los parajes mexicanos. Ésta es la noticia de hoy viernes 27 aparecida en El Universal.


"La ola de violencia que afecta al país sumó ayer 20 muertes. En Chiapas, dos sicarios muertos, y dos detenidos, dejó una balacera entre presuntos narcotraficantes contra militares y policías en el municipio de Villaflores. Daniel Roque Figueroa, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Chiapas, señaló que el enfrentamiento se produjo por la mañana, en una casa de seguridad. Ahí decomisaron tres lanzagranadas, una granada de fragmentación, un fusil R-15 y 46 cargadores.


En Chihuahua, cuatro personas fueron asesinadas en hechos distintos. En el municipio de San Ignacio, Sinaloa fue localizado el cuerpo de un hombre atado de pies y manos; en Guasave, una persona fue acribillada, y en Culiacán, dos hombres más fueron ejecutados.


En Durango dos personas perdieron la vida en hechos separados: uno ejecutado en Gómez Palacio y un policía municipal en Lerdo .


En Sonora, un grupo de sicarios atacó a dos policías. Uno murió y otro resultó lesionado. En León, Guanajuato, un hombre fue ejecutado en su casa. En el Distrito Federal tres personas fueron ejecutadas. Además, hubo una ejecución en Cuatitlán Izcalli, estado de México, una en Guerrero, y la de un oficial de policía en Matamoros, Tamaulipas. (Con información de Javier Cabrera, Enrique Proa y Xochitl Álvarez, Juan Cervantes y Julio Loya)"

La historia de Chris Paciello: Primera parte

. viernes, 20 de junio de 2008
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Artículo de The New York Times para el diario Clarín. Año 2000



Tiene 28 años y su imagen es manejada por una agencia de publicidad. Los fiscales de Nueva York lo acusan por un asesinato cometido en 1993. Y dicen que está vinculado a una familia mafiosa. Irá a juicio.



Para llegar de Nueva York a Miami Beach hay que viajar 3.000 kilómetros al sur por la Interestatal 95. Es lejos, pero no tan lejos como para que un hombre huya de su pasado.Esa es la historia de Chris Paciello. En los últimos doce años, este joven de 28 años, encantador y musculoso, se embarcó en un viaje que lo llevó de lo que el gobierno llama las oscuras filas de la mafia neoyorquina al glamoroso núcleo del sur de Florida, donde abundan los martinis y las supermodelos.Por el camino, Paciello, que domina un imperio en miniatura de centros nocturnos de South Beach, se fue rodeando de estrellitas, vistas al mar y una fama de hombre atractivo y recio. A pesar del éxito, los fiscales federales sostienen que no es más que un pandillero que huyó de Staten Island, Nueva York.



Hace dos meses fue acusado de matar a una mujer en Staten Island en 1993, en momentos en que, según se informó en la corte, integraba el staff de la familia mafiosa Bonanno. Ahora, en lugar de descansar en su mansión de San Marino Drive, en Miami Beach, está bajo arresto domiciliario en la casa de su madre, en Staten Island. Ya no está rodeado de superestrellas, sino que debe presentarse ante el tribunal junto con los demás acusados, que tienen sobrenombres como Gonzo, Little Joey y Fabritz.El juicio comenzará en setiembre y constituye un ejemplo tal de las relaciones entre la cultura de la fama y la mafia, que en ocasiones parece que los principales implicados estuvieran en una audición para interpretar esos papeles en el cine.



Paciello concurre a las audiencias mientras lanza besos a sus seguidores. Su ex novia, una modelo, abandona el juzgado en una limusina blanca. Hasta la recepcionista del estudio jurídico que representa al joven tiene un papel: deriva a todos los que llaman a una agencia de publicidad que se ocupa de la imagen de Paciello durante el juicio.Los fiscales sostienen que el 18 de febrero de 1993 Paciello manejaba el auto en que huyeron los autores de un robo en el que murió una mujer de Staten Island, Judith Shemtov, de 46 años. Tres meses después, dice el gobierno, Paciello rompió la ventana de un banco del centro comercial de Staten Island con un martillo y robó más de 300.000 dólares.Entre 1987 y 1993, según otros documentos de la corte, Paciello asaltó numerosos negocios, farmacias y video clubes. Según los fiscales, participó en unas doce riñas en bares y clubes. Se ganó el sobrenombre de Binger (juerguista), declaran los fiscales, debido a su propensión a divertirse sembrando pánico y confusión.El gobierno, sin embargo, destaca que Paciello no estaba solo en sus actividades de vandalismo callejero, sino que formaba parte de un poderoso sindicato del crimen organizado.



Según la documentación que se presentó a la corte, integraba el Bath Avenue Crew, un grupo de jóvenes delincuentes que habían crecido en la zona de Bath Avenue, en Bensonhurst, Brooklyn . El grupo obedecía órdenes de Anthony Spero, ex jefe de la familia Bonanno, y de Joseph Benanti, un fiel allegado a esa familia, afirman los fiscales.La más escalofriante de las pruebas contra Paciello es una grabación del mes de setiembre, dos meses antes de su detención, en la que se lo escucha hablar del dueño de un club nocturno de South Beach que alguna vez había trabajado para él, con un agente que se hizo pasar por un policía corrupto. "Siempre maneja borracho, así que puede detenerlo", dice Paciello al agente. Más tarde sus intenciones se hacen más sombrías: "Tenemos que hacerlo golpear. Tengo que hacer que le den una paliza".La semana pasada Kelly, que cuenta con protección policial permanente, declaró que la grabación lo había dejado estupefacto. "Todos nosotros pensábamos que no era más que un tipo joven al que le había ido bien, un tipo atractivo que se conectó con la gente conveniente e ingresó al círculo de los famosos", dijo Kelly.



Paciello rechazó las acusaciones. Su abogado, Roy Black, afirmó que Paciello es un hombre que se hizo solo, un chico de Staten Island que prosperó en Miami Beach y al que el gobierno acusa debido a su fama y no por estar vinculado con el crimen organizado.Muchos de los colegas de Paciello coinciden. Chris Paciello era un hombre muy querido en South Beach. Lo entrevistaron medios como People, Details y The Wall Street Journal. Hizo donaciones para obras de caridad y el año pasado ofreció una fiesta en honor del alcalde de Miami Beach, Neisen Kasdin. En diciembre, setenta de sus amigos se presentaron en la Corte Federal de Distrito de Miami para la audiencia de fianza.Educado en un hogar humilde, Paciello fue bautizado en la fe cristiana. Adoptó el apellido de soltera de su madre en 1993, cuando se trasladó a Florida, con el argumento de que no había tenido ninguna relación con su padre, George Ludwigsen. Paciello decidió vincularse con la mafia poco después de terminar sus estudios secundarios, sostienen los fiscales. Por esa época comenzó a rondar el ámbito de los clubes nocturnos neoyorquinos.



Ingresó al mundo de los clubes a través de un hombre llamado Michael Caruso, un promotor que trabajaba en el Limelight de Manhattan. En 1995, los dos hombres abrieron un club nocturno en Miami Beach en un lote propiedad de Carlo Vaccarezza, ex chofer de John J. Gotti que, a su vez, había sido cabeza de la familia Gambino, según surge del testimonio de Caruso en el juicio de Peter Gatien, el dueño del Limelight, que en 1998 fue sobreseído en una causa por drogas. El club se llamaba Risk (Riesgo).Meses después de la inauguración, dicen los fiscales, circunstancias sospechosas llevan a Paciello a cobrar un seguro de 250.000 dólares, con los que abrió un nuevo club, Liquid, esta vez con alguien mejor relacionado, Ingrid Casares, heredera de una familia rica cubana y amiga de celebridades como Madonna. Con Casares como socia, la credibilidad y los ingresos de Paciello se fueron a las nubes. Juntos, abrieron un restaurante llamado Joia en 1998 y, poco después, otro club, el Bar Room. Los columnistas de chismes vincularon a Paciello con la actriz Jennifer López, con Niki Taylor y con la conductora de un programa de televisión en español, de apellido Vergara. Casares apoyó a Paciello y a través de su agente de prensa informó que ambos estaban a punto de abrir su cuarto local cuando su socio fue acusado, el 28 de noviembre. Días después, él decidió entregarse.
Fotos: (1) Chris Paciello; (2) Paciello con Madonna; (3) Restaurante Joia

El capo de la Tambovskaya

. martes, 17 de junio de 2008
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El pasado viernes cayó el entremado español de la mafia rusa Tambóvskaya-Mályshevskaya con la detención de sus principales capos o "vor v zakone" (ladrón de ley en ruso, el máximo rango) que residían por la costa española. En concreto en Calvià, en la lujosa urbanización Sol de Mallorca fue arrestado el supuesto líder de este grupo criminal, Guennadi Petrov.



Petrov ya era vigilado desde hacía tiempo y él, consciente de este espionaje, establecía sus reuniones en restaurantes chinos y en las terrazas de las cafeterías de Palma. Vestía sin estridencias pero sin embargo llevaba una vida de auténtico lujo. Su mansión, rodeada de fuertes medidas de seguridad, constaba de 4 pisos y tenía acceso directo a la playa. Además sus vecinos eran compatriotas suyos, lo que reforzaba la seguridad de su fortín.



El interior de la casa era igualmente lujoso, donde el oro no escaseaba y los costosos muebles se arremolinaban recargando las estancias. A pesar de ser discreto en cuanto a su vestimenta y sus apariciones en público, no lo era para ocultar su patrimonio. Así, bajo su fachada de empresario de los hidrocarburos con intereses en Azerbayán, disfrutaba de la navegación en su yate, de la comodidad de los vuelos en un jet privado con el que se movía, y de una interesante colección de coches de alta gama, entre ellos un Bentley que se encontraba aparcado a la puerta de su casa en el momento de su detención.



A pesar de que se sospecha que sus actividades ilícitas van más allá de simples desfalcos (se rumorea tráfico ilegal, asesinatos por encargo...) parece que ser que será procesado por asociación ilícita, blanqueo de capitales, falsificación documental y delito contra la Hacienda pública. Nada nuevo en la Historia de la lucha contra la criminalidad. Su patrimonio, inicialmente, se estima en 30 millones de euros, oculto a través de distintas sociedades.



Aquí os dejo algunos enlaces que pueden aportaros más datos sobre el caso y sus protagonistas, con el inmigrante de San Petersburgo a la cabeza.



Prisión para 15 de los 20 detenidos

El "ministerio" mafioso de Petrov

El origen de Petrov y Malyshev

El primer gran capo siciliano

. martes, 10 de junio de 2008
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Extraído del artículo de CARLOS BUSCEMI, para Diario de Cuyo


Mientras se alisaba tranquilamente su barba, don Vito Cascio se dirigió al presidente del Tribunal de Palermo, que acababa de condenarlo a cinco años de prisión por contrabando, con las siguientes palabras: "Señores, al no poder presentar pruebas de mis numerosos delitos, han tenido ustedes que limitarse a condenarme por el único delito que no he cometido".



Recibido como un príncipe por el director de la cárcel -escribe el historiador siciliano Jackes Kermoal-, los guardianes y los presos de la cárcel de Ucciardone (Palermo), don Vito (Cascio) grabó con su cuchillo en la pared del pasillo que conducía a la enfermería: "Vicaria, malatia e nicissitari, si vidi lu cori di l\'amicu" ("Prisión, enfermedad y necesidad revelan el corazón del amigo"). Dotó a las hijas de los presos y de los guardianes, y distribuyó ayudas a los necesitados y regias propinas entre el personal de la prisión. Su prestigio era innegable: los alcaldes de los pueblos le besaban las manos y los personajes más encumbrados de la isla se disputaban el honor de sentarlo a su mesa.


Fue él quien organizó una verdadera flota de casi sesenta buques de diversos tonelajes para transportar a Túnez el ganado robado que ciertos revendedores comercializaban por cuenta de los "cosche" (grupos de "familias"). Esta flota permitía también evasión de los que cometieron delitos perseguidos por la policía, y los "mafiosi" acosados eran transbordados seguidamente a mercantes que se dirigiesen a América. Fueron estos singulares colonos -escribiría Michele Pantaleone, uno de los historiadores de la Mafia- los que fundaron en Norteamérica (San Luis, Kansas City y Nueva Jersey) la organización delictiva de la "Mano Negra", llamada más tarde "Cosca Nostra" y, después, "Cosa Nostra". Dueño indiscutido de las tres cuartas partes de Sicilia, don Vito no tardó en aplicar impuestos a todas o casi todas las fuentes de ingresos.


No sólo recaudaba el "Pizzu" ("pico del ave": acción de cobrar, picotear en uno y otro negocio) sobre la facturación de los comerciantes, sino que además se garantizaba el monopolio de "los amigos": cualquiera de éstos tenía la seguridad de que jamás tendría competidores. Don Vito y los demás "Zii" (tíos), cada vez que se cometía un delito ofrecían su mediación. El ladrón nada tenía que temer, ya que la víctima pagaba para recuperar lo suyo, una suma inferior a su valor, y la Mafia sabía sacar su tajada de la transacción. El sistema fue perfeccionado hasta el punto de que nadie se atrevía a recurrir a la policía o a la justicia ordinaria. Vito Cascio Ferro, oriundo de Vizcaíno (Palermo), era el juez único y soberano. Incluso llegó a aplicar un impuesto a los enamorados; éstos (tal era la costumbre siciliana), cuando paseaban bajo las ventanas de sus amadas, debían pagar "a cannila", es decir el precio simbólico de una vela que, teóricamente, por lo menos un miembro de la mafia sostenía para iluminarlos.


La guerra de 1915-1918 (Italia entró en la guerra un año después de 1914) sería para don Vito una magnífica fuente de ingresos. Fue cuando entró en juego un "gabellotto" (cobrador de alquileres) de Villalba llamado Calogero Vizzini, que contaba 38 años cuando Italia entró en guerra en 1915. Fue tres veces juzgado por asesinato, ocho veces por robo y once veces absuelto por falta de pruebas. Se había granjeado el respeto y ganado el derecho de ostentar el envidiado título de "U Zio" (tío principal), y de ocupar en su zona de Villalba al jefe de la "cosca" (alcachofa) que controlaba las regiones de Mussomeli y Caltanisetta.


Todo un ejército de caballeros mafiosos fue puesto en pie y los aldeanos vieron pasar a galope la caballería mafiosa en sus incursiones por la campiña. Varios campesinos que se oponían fueron eliminados, otros vieron arder sus granjas y otros despertaron una mañana para descubrir que no les quedaba ni un solo caballo, oveja o cabra. Lo mismo ocurría con el trigo, las aceitunas y hortalizas. La mafia fijaba un precio irrisorio y el campesino se veía obligado a aceptarlo, so pena de asistir a la desaparición de sus bienes, esta vez, sin la menor retribución.


Así las cosas, don Vito Cascio tuvo una idea que confió a don Calo Vizzini. Enterado de que el Ejército italiano envió a Sicilia una comisión de militares para requisar caballos destinados al frente de guerra, don Vito y don Calo actuaron en tres etapas: primero ofrecieron su protección a los propietarios de los caballos válidos que no deseaban entregar a la requisa; seguidamente brindaron sus servicios a los propietarios de animales enfermos o demasiado viejos, para los cuales una requisa a precio de amigo pudiese constituir una excelente operación; y finalmente, puesto que la comisión militar a pesar de todo necesitaba unos cuantos animales válidos, cabía venderle caballos robados sin que resultasen demasiado onerosos los precios reducidos por las primas que sería preciso ofrecer a los "pisciotti" (encargados de ejecutar el trabajo) y a los encubridores.


Todo esto funcionó tan bien que don Vito decidió perfeccionarlo, y si no salía como esperaba recurriría a las amenazas de muerte contra los oficiales enviados por el ejército que se negaban a pagar el precio fijado por sus clientes mafiosos. Se llegó a vender animales casi moribundos a precios que desafían toda imaginación. Con este súper negocio, don Vito y don Calo amasaron una fortuna increíble.


Enterado de lo sucedido, el general Moccia puso bajo arresto a varios coroneles y otros jefes acusados de encubridores y de haberse dejado "comprar" por la mafia, ocasionando un enorme descrédito al ejército italiano. Calogero Vizzini fue acusado. Pero don Vito Cascio viajó a Roma y conversó con dos o tres ministros de su relación. El resultado final llegó con la clásica fórmula: insuficiencia de pruebas para don Vito y para don Calo. Los únicos condenados fueron tres coroneles, cinco comandantes... y ni un solo mafioso.

Las casas de Al Capone

. domingo, 1 de junio de 2008
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Cuando Al Capone nació en New York, su familia todavía vivía en lo que fué el primer lecho familiar, en el 95 de Navy Street en Brooklyn, cerca del Brooklyn Navy Yard, en un viejo apartamento tan sólo provisto de agua fría. A los pocos meses de su nacimiento se trasladaron a un piso en el 69 de Park Avenue en Brooklyn, justo encima de la barbería de su padre Gabriele. Todavía en su infancia vivió otro traslado familiar, esta vez al 21 de Garfield Park, donde conoció a su futura mujer y al gangster Johnny Torrio.




Éste fue el último techo que tuvo en New York, pues a los 22 años se trasladó a Chicago, donde posteriormente labraría su fortuna. Allí se instaló en un barrio acomodado haciendo creer a sus vecinos que se dedicaba a la compra-venta de muebles. En concreto se trataba del 7244 de Prairie Avenue, adonde llevó a su familia, además de a su mujer, Mae.





A medida que su imperio criminal iba creciendo también lo iba haciendo su notoriedad y por ello decidió trasladarse al Hotel Metropole, ahora desaparecido, donde estableció su cuartel general a la par que se iba dejando ver en los medios de comunicación. El mafioso neoyorkino alquiló una planta entera del hotel y por su suite de 5 habitaciones pagaba 1.500$ al día.



Tras sus primeros problemas con la justicia en Chicago decidió comprar una finca en Florida, donde se retiraría a morir tras su paso por la cárcel. En Miami encontró el lugar ideal y compró la propiedad que se alojaba en el 93 de Palm Island, una casa de estilo español con 14 habitaciones. Preocupado por su seguridad se dedicó a ir reforzando el edificio con paredes de hormigón y puertas gruesas de madera, de modo que creó una pequeña fortaleza.





Además de esta finca, que utilizó como coartada a la masacre de San Valentín y que utilizaba para desconectar del estrés de Illinios, también adquirió otro chalet a pie de playa en Varadero, Cuba. De fachada de piedra e imagen imponente, el refugio estival de Al Capone, ahora se trata de un restaurante.



Pero su vida no se mantuvo siempre entre el lujo, y tras pasar un tiempo en la cárcel del condado de Holmesburg, volvió a ser arrestado, esta vez por evasión fiscal. y pasó a engrosar las listas de la penitenciaría estatal de Atlanta, desde donde seguía dirigiendo sus lucrativos negocios favorecido por numerosas ayudas de los funcionarios y disfrutando de grandes privilegios que se pueden apreciar en la foto.





Debido a que seguía controlando el hampa de Chicago fué enviado a la temible cárcel de Alcatraz, en la bahía de San Francisco, donde se le despojó de todo tipo de privilegios y pasó a ser otro preso más, sin posibilidades de huir con vida de "La Roca". No obstante salió con vida de Alcatraz sin cumplir su pena completa, puesto que su estado físico era muy precario supuestamente por los efectos de una sífilis contraída en su juventud.
Edito: EL Hotel Metropole también se conoce más popularmente con el nombre de Hotel Lexington, derribado en 1995 tras años de abandono. Además debo decir que Al Capone pasó sus últimas vacaciones, antes de ingresar en prisión, en su casa en la localidad de Lansing, Michigan.