Artículo de The New York Times para el diario Clarín. Año 2000
Tiene 28 años y su imagen es manejada por una agencia de publicidad. Los fiscales de Nueva York lo acusan por un asesinato cometido en 1993. Y dicen que está vinculado a una familia mafiosa. Irá a juicio.
Para llegar de Nueva York a Miami Beach hay que viajar 3.000 kilómetros al sur por la Interestatal 95. Es lejos, pero no tan lejos como para que un hombre huya de su pasado.Esa es la historia de Chris Paciello. En los últimos doce años, este joven de 28 años, encantador y musculoso, se embarcó en un viaje que lo llevó de lo que el gobierno llama las oscuras filas de la mafia neoyorquina al glamoroso núcleo del sur de Florida, donde abundan los martinis y las supermodelos.Por el camino, Paciello, que domina un imperio en miniatura de centros nocturnos de South Beach, se fue rodeando de estrellitas, vistas al mar y una fama de hombre atractivo y recio. A pesar del éxito, los fiscales federales sostienen que no es más que un pandillero que huyó de Staten Island, Nueva York.
Hace dos meses fue acusado de matar a una mujer en Staten Island en 1993, en momentos en que, según se informó en la corte, integraba el staff de la familia mafiosa Bonanno. Ahora, en lugar de descansar en su mansión de San Marino Drive, en Miami Beach, está bajo arresto domiciliario en la casa de su madre, en Staten Island. Ya no está rodeado de superestrellas, sino que debe presentarse ante el tribunal junto con los demás acusados, que tienen sobrenombres como Gonzo, Little Joey y Fabritz.El juicio comenzará en setiembre y constituye un ejemplo tal de las relaciones entre la cultura de la fama y la mafia, que en ocasiones parece que los principales implicados estuvieran en una audición para interpretar esos papeles en el cine.
Paciello concurre a las audiencias mientras lanza besos a sus seguidores. Su ex novia, una modelo, abandona el juzgado en una limusina blanca. Hasta la recepcionista del estudio jurídico que representa al joven tiene un papel: deriva a todos los que llaman a una agencia de publicidad que se ocupa de la imagen de Paciello durante el juicio.Los fiscales sostienen que el 18 de febrero de 1993 Paciello manejaba el auto en que huyeron los autores de un robo en el que murió una mujer de Staten Island, Judith Shemtov, de 46 años. Tres meses después, dice el gobierno, Paciello rompió la ventana de un banco del centro comercial de Staten Island con un martillo y robó más de 300.000 dólares.Entre 1987 y 1993, según otros documentos de la corte, Paciello asaltó numerosos negocios, farmacias y video clubes. Según los fiscales, participó en unas doce riñas en bares y clubes. Se ganó el sobrenombre de Binger (juerguista), declaran los fiscales, debido a su propensión a divertirse sembrando pánico y confusión.El gobierno, sin embargo, destaca que Paciello no estaba solo en sus actividades de vandalismo callejero, sino que formaba parte de un poderoso sindicato del crimen organizado.
Según la documentación que se presentó a la corte, integraba el Bath Avenue Crew, un grupo de jóvenes delincuentes que habían crecido en la zona de Bath Avenue, en Bensonhurst, Brooklyn . El grupo obedecía órdenes de Anthony Spero, ex jefe de la familia Bonanno, y de Joseph Benanti, un fiel allegado a esa familia, afirman los fiscales.La más escalofriante de las pruebas contra Paciello es una grabación del mes de setiembre, dos meses antes de su detención, en la que se lo escucha hablar del dueño de un club nocturno de South Beach que alguna vez había trabajado para él, con un agente que se hizo pasar por un policía corrupto. "Siempre maneja borracho, así que puede detenerlo", dice Paciello al agente. Más tarde sus intenciones se hacen más sombrías: "Tenemos que hacerlo golpear. Tengo que hacer que le den una paliza".La semana pasada Kelly, que cuenta con protección policial permanente, declaró que la grabación lo había dejado estupefacto. "Todos nosotros pensábamos que no era más que un tipo joven al que le había ido bien, un tipo atractivo que se conectó con la gente conveniente e ingresó al círculo de los famosos", dijo Kelly.
Paciello rechazó las acusaciones. Su abogado, Roy Black, afirmó que Paciello es un hombre que se hizo solo, un chico de Staten Island que prosperó en Miami Beach y al que el gobierno acusa debido a su fama y no por estar vinculado con el crimen organizado.Muchos de los colegas de Paciello coinciden. Chris Paciello era un hombre muy querido en South Beach. Lo entrevistaron medios como People, Details y The Wall Street Journal. Hizo donaciones para obras de caridad y el año pasado ofreció una fiesta en honor del alcalde de Miami Beach, Neisen Kasdin. En diciembre, setenta de sus amigos se presentaron en la Corte Federal de Distrito de Miami para la audiencia de fianza.Educado en un hogar humilde, Paciello fue bautizado en la fe cristiana. Adoptó el apellido de soltera de su madre en 1993, cuando se trasladó a Florida, con el argumento de que no había tenido ninguna relación con su padre, George Ludwigsen. Paciello decidió vincularse con la mafia poco después de terminar sus estudios secundarios, sostienen los fiscales. Por esa época comenzó a rondar el ámbito de los clubes nocturnos neoyorquinos.
Ingresó al mundo de los clubes a través de un hombre llamado Michael Caruso, un promotor que trabajaba en el Limelight de Manhattan. En 1995, los dos hombres abrieron un club nocturno en Miami Beach en un lote propiedad de Carlo Vaccarezza, ex chofer de John J. Gotti que, a su vez, había sido cabeza de la familia Gambino, según surge del testimonio de Caruso en el juicio de Peter Gatien, el dueño del Limelight, que en 1998 fue sobreseído en una causa por drogas. El club se llamaba Risk (Riesgo).Meses después de la inauguración, dicen los fiscales, circunstancias sospechosas llevan a Paciello a cobrar un seguro de 250.000 dólares, con los que abrió un nuevo club, Liquid, esta vez con alguien mejor relacionado, Ingrid Casares, heredera de una familia rica cubana y amiga de celebridades como Madonna. Con Casares como socia, la credibilidad y los ingresos de Paciello se fueron a las nubes. Juntos, abrieron un restaurante llamado Joia en 1998 y, poco después, otro club, el Bar Room. Los columnistas de chismes vincularon a Paciello con la actriz Jennifer López, con Niki Taylor y con la conductora de un programa de televisión en español, de apellido Vergara. Casares apoyó a Paciello y a través de su agente de prensa informó que ambos estaban a punto de abrir su cuarto local cuando su socio fue acusado, el 28 de noviembre. Días después, él decidió entregarse.
Fotos: (1) Chris Paciello; (2) Paciello con Madonna; (3) Restaurante Joia
2 comentarios:
Acabo de descubrir este blog,justo lo que buscaba... muy bueno.Un saludo y congratulationi...
intentaré actualizarlo más a menudo, porque en verano no he tenido tiempo. De hecho intentaré escribir artículos propios como al principio, aunque eso requiere de más tiempo. Mientras tanto iré colgando cosas interesantes que encuentre por ahí.
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